Dislexia sin Complejos

viernes, noviembre 14, 2008

El zoquete

Por F. Martínez

"-¿Otro libro sobre la escuela, pues? ¿No te parece que ya hay bastantes?
-¡No sobre la escuela! Todo el mundo se ocupa de la escuela, eterna querella entre antiguos y modernos: sus programas, su papel social, sus fines, la escuela de ayer, la de mañana... No, ¡un libro sobre el zoquete! Sobre el dolor de no comprender y sus daños colaterales". (Daniel Pennac, Mal de escuela).

Daniel Pennac, a quien hemos hecho referencia en alguna ocasión a propósito del derecho a no leer, es el autor de Mal de escuela (Premio Renaudot, 2007). En una entrevista reciente, le preguntaban si fue un zote, una nulidad escolar. Pennac contestaba entonces: "Un cancre, sí. En francés la palabra cancre está emparentada con cangrejo, ese animal que camina lento y de lado. Pero también está próxima a la idea de cáncer, de algo de lo que uno no se desembaraza con facilidad".



El libro podría calificarse de un tratado de zoquetería, si tal acepción estuviese recogida por el diccionario de la Real Academia Española, que no lo está. Zoquete, en uno de sus significados, es una "persona tarda en comprender". En Mal de escuela, Pennac rememora su manifiesta dificultad de aprendizaje en su infancia y su periplo como zoquete para llegar a convertirse en profesor de escuela. De hecho, el libro está dedicado, entre otros, "a la memoria de Jean Rolin, que nunca se desesperó ante el zoquete que yo era".
En este libro, Pennac nos aproxima al mundo de las dificultades de aprendizaje en primera persona, primero como estudiante y luego como profesor. He encontrado muchas referencias en Internet a este libro, la mayoría entusiastas, pero quiero destacar una en concreto porque, de paso, me ha permitido conocer un interesante Blog que se llama Profesor en la secundaria: “Si soy tonto, no estoy obligado a nada, ni puedo aspirar a nada”, se dice el alumno torpe. Pero esto no es así, ningún alumno es idiota, el problema es cómo rescatarle de su situación, de su falta de amor a sí mismo.
En Mal de escuela, Pennac acaba haciéndonos enternecedor el término zoquete. En mi caso ya lo era. Mi madre, cuando yo era pequeño, me llamaba zoquete, pero no porque yo tuviera una dificultad de aprendizaje. Mi madre confundía el término, o lo refundía, convirtiéndolo en un híbrido de cabezota y zocato (zurdo), algo así como un zocato cabezota. Hoy en día, muchos años después, el zoquete (según mi madre) es padre de una zoquete (según Pennac), ¡una maravillosa zoquete! (según yo).

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