Cuestión de agallas
Las simpáticas hormiguitas nos han venido acompañando desde el principio de nuestra actividad en relación a la dislexia. En la entrada titulada érase una vez un hormiguero contábamos la historia de cómo surgió la idea de explicar visualmente, por medio de hormigas, los procesos de migración neuronal implicados en la dislexia. A muchos de los que habéis tenido la ocasión de verlas en acción en alguna de nuestras charlas os han encantado, según nos habéis manifestado. Siempre hemos estado orgullosos de nuestras hormiguitas, máxime desde que María José Nicolás Martínez actualmente senadora y por aquél entonces parlamentaria por el grupo Popular en la Asamblea Regional de Murcia, hiciese referencia a ellas en un Pleno el 2 de abril de 2008.
Sin embargo, siempre hemos sido conscientes de que las hormigas sólo servían para explicar algo muy concreto en la dislexia: una alteración en el proceso de migración neuronal. Cada vez sabemos más acerca de la dislexia, pero cuanto más sabemos más dudas nos surgen y más preguntas sin contestación actual resultan. Por ejemplo, ¿cómo unas pocas neuronas atrapadas en una ectopia pueden provocar un desaguisado tal en los circuitos de procesamiento de la lectura como ocurre en la dislexia? ¿O por qué las neuronas no ectópicas próximas a la ectopia no son capaces de asumir las funciones de las neuronas afectadas?
(De Rosen et al. Cereb Cortex 2007; 17:2562–2572)
Es mucho lo que queda por hacer en la investigación de la dislexia y muchas las preguntas por contestar. Nuestras hormigas han realizado su papel a la perfección durante estos últimos años, pero no nos resultan ya útiles para explicar otras cosas que suceden en la dislexia. Necesitaríamos otro símil visual. Como nos gusta la entomología hemos pensado en las avispas de las agallas, un himenóptero que pone sus huevos en determinadas plantas provocando o induciendo por parte de la planta la formación de una agalla para aislar al intruso. Muchas de las preguntas que nos hacemos referentes a la dislexia presentan una similitud interesante con lo que sucede con las avispas de las agallas. Dentro de una agalla podemos encontrar al verdadero inquilino (la especie inductora de la agalla), u otro ejemplar que parasita la agalla para alimentarse del inquilino, o un sucesor o huésped que encuentra en la agalla abandonada por el inquilino original un refugio para él o una fuente de alimentación. Hablamos mucho en este blog de la genética de la dislexia, pero debemos tener muy en cuenta como influye el medio ambiental en el moldeamiento de la dislexia en cada individuo haciéndola completamente diferente. Es por todo ello por lo que nos estamos planteando reconvertir nuestro hormiguero en una cuestión de agallas, y no solo por una cuestión de audacia o valentía, como define el diccionario de la RAE la expresión coloquial tener agallas. El principal problema con el que nos encontramos es que las avispas de las agallas son mucho menos populares y conocidas que las hormigas. Además, el nombre, hace recordar a mucha gente a las avispas, cuando, en realidad, casi nada tienen que ver con estas y son completamente inofensivas.
Sin embargo, siempre hemos sido conscientes de que las hormigas sólo servían para explicar algo muy concreto en la dislexia: una alteración en el proceso de migración neuronal. Cada vez sabemos más acerca de la dislexia, pero cuanto más sabemos más dudas nos surgen y más preguntas sin contestación actual resultan. Por ejemplo, ¿cómo unas pocas neuronas atrapadas en una ectopia pueden provocar un desaguisado tal en los circuitos de procesamiento de la lectura como ocurre en la dislexia? ¿O por qué las neuronas no ectópicas próximas a la ectopia no son capaces de asumir las funciones de las neuronas afectadas?
(De Rosen et al. Cereb Cortex 2007; 17:2562–2572)
Es mucho lo que queda por hacer en la investigación de la dislexia y muchas las preguntas por contestar. Nuestras hormigas han realizado su papel a la perfección durante estos últimos años, pero no nos resultan ya útiles para explicar otras cosas que suceden en la dislexia. Necesitaríamos otro símil visual. Como nos gusta la entomología hemos pensado en las avispas de las agallas, un himenóptero que pone sus huevos en determinadas plantas provocando o induciendo por parte de la planta la formación de una agalla para aislar al intruso. Muchas de las preguntas que nos hacemos referentes a la dislexia presentan una similitud interesante con lo que sucede con las avispas de las agallas. Dentro de una agalla podemos encontrar al verdadero inquilino (la especie inductora de la agalla), u otro ejemplar que parasita la agalla para alimentarse del inquilino, o un sucesor o huésped que encuentra en la agalla abandonada por el inquilino original un refugio para él o una fuente de alimentación. Hablamos mucho en este blog de la genética de la dislexia, pero debemos tener muy en cuenta como influye el medio ambiental en el moldeamiento de la dislexia en cada individuo haciéndola completamente diferente. Es por todo ello por lo que nos estamos planteando reconvertir nuestro hormiguero en una cuestión de agallas, y no solo por una cuestión de audacia o valentía, como define el diccionario de la RAE la expresión coloquial tener agallas. El principal problema con el que nos encontramos es que las avispas de las agallas son mucho menos populares y conocidas que las hormigas. Además, el nombre, hace recordar a mucha gente a las avispas, cuando, en realidad, casi nada tienen que ver con estas y son completamente inofensivas.
Etiquetas: ectopia, genética, hormiga, investigación, migración neuronal, plasticidad, Rosen
1 Comments:
¡Increíblemente original la idea de las avispas de agallas! Nunca había escuchado algo semejante, pero no solamente podrían servir para una nueva "imagen visual" que haga entender a unos lo que para otros es tan obvio, sino que realmente para sacar adelante la dislexia hace falta más que "agallas", hace falta creer en lo a veces increíble, y no dejar en el abandono a muchas personas que diariamente tienen que tener "agallas" para seguir en la brecha cuando se les está poniendo contínuamente la zancadilla. En fín, ¡pura "cuestión de agallas"! ¡Estamos totalmente de acuerdo!
By Anita, at 21/2/10 01:50
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