Dislexia sin Complejos

jueves, noviembre 24, 2011

La dislexia prometida

Como hoy es jueves y los jueves toca dislexia, hemos querido hacer con el título de esta entrada nuestro pequeño homenaje a una película de 1987 dirigida por Rob Reiner: La Princesa Prometida.



Con un guión de William Goldman sobre su novela homónima, publicada en 1973, esta película no resultó ser un éxito de taquilla, consiguiendo recaudar en EEUU apenas el doble de lo que costó (fuente IMDB). Sin embargo, ha ido adquiriendo ese aire de nostalgia cinéfila característica que muchas películas ganan con el tiempo, hasta el punto de, con sus casi 25 años a sus espaldas, convertirse en lo que se denomina una película de culto. De dicha película es la célebre frase: “Hola, me llamo Íñigo Montoya. Tú mataste a mi padre, ¡prepárate a morir!”


(Mandy Patinkin en el papel de Iñigo Montoya)

Tenemos el deber de felicitar al PP por su éxito electoral el pasado domingo día 20. Guste más o guste menos, corresponderá al Partido Popular gobernar este país en los próximos cuatro años y tomar las decisiones apropiadas para sacarnos de la actual crisis económica y ¡cómo no! poner la atención debida a la dislexia y demás dificultades de aprendizaje que contempla la LOE desde hace casi seis años: la prometida dislexia.
Si bien es cierto que la dislexia ocuparía una posición muy retrasada en una lista de prioridades de las necesidades de la población de nuestro país, ello no debe ser óbice para que nos olvidemos de la dislexia prometida. Entre otras cosas, porque no es una cuestión de lo que pueda costar. No cuesta ayudar a levantarse al que se ha caído como tampoco cuesta ayudar a cruzar la calle a un anciano… Se podría hacer tanto en la dislexia sin necesidad de gastar un solo euro, aunque estos sean tan necesarios en la dislexia: dar más tiempo en los exámenes; asegurarse de que entiende las preguntas; no colocarles en la última fila… no llamarles torpes, tontos o estúpidos. En unos tiempos en los que nuestro país no está para lanzar cohetes ¿qué cuesta poner en práctica ese sentido común tan necesario en las aulas?
La Princesa Prometida es una gran película que nada tiene que ver con la dislexia, con nuestra dislexia prometida, excepto que, como en todas las grandes historias, la historia de cada uno de nuestros pequeños disléxicos es grande en sí misma.

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