Prometeo encadenado
Tras el estreno hace unas semanas de la película Percy Jackson y el ladrón del rayo, un remix sobre mitología griega con unos cuantos importantes errores de script, pero entretenida al fin y al cabo, a final de mes (31 de marzo) se estrenará Furia de Titanes (Clash of the Titans, Louis Leterrier), película a la que quería anticiparse Chris Columbus, probablemente para evitar una seria competencia en términos de recaudación de taquilla. No vamos a adelantaros nada sobre Furia de Titanes, un remake de la película de mismo título de Desmond Davis de 1981, en la que trabajó como extra un lejano pariente nuestro; al fin y al cabo se vuelve sobre la historia de Perseo y Medusa, pero sí vamos a hablar de Titanes, de uno en concreto: Prometeo.
Prometeo, hijo del Titan Jápeto, era el dios amigo de los mortales, según la mitología griega. De todos los mitos, uno que nos ha fascinado siempre es el de Prometeo, en concreto Prometeo encadenado, tragedia griega atribuida a Esquilo. Prometeo está considerado como el gran benefactor de la humanidad, según la mitología, y fue el auténtico ladrón del rayo (del fuego) de Zeus para entregárselo a los mortales. Por ello, Zeus le castigó a ser encadenado a una roca en el Cáucaso mientras un águila le devoraba el hígado durante el día que se regeneraba durante la noche. Y así un día tras otro. Si os dais cuenta, la dislexia es equiparable a la historia de Prometeo encadenado. La falta de automatización en la lectura representa un verdadero suplicio diario para un disléxico al enfrentarse con las letras; y esa historia se repite día tras día. Las letras devoran el hígado (la autoestima) de nuestros hijos. El pecado de ser disléxicos les asemeja a la historia de este Titán, culpable de haber robado el rayo de Zeus. Nuestros pequeños prometeos, auténticos titanes en esto de la lectoescritura, se merecen el respecto de todos nosotros ante ese esfuerzo sobrehumano diario frente a los libros o cuadernos a los que se encuentran encadenados.
Prometeo fue finalmente liberado por Heracles (Hércules en la mitología romana) cuando mató de un flechazo al águila que le devoraba el hígado, pero eso, y cuando ocurrirá para la dislexia, es otra historia que aún está por escribirse.
(Prometeo encadenado, cuadro de Paul Rubens (1612) en el Museo de Arte de Filadelfia)
Prometeo, hijo del Titan Jápeto, era el dios amigo de los mortales, según la mitología griega. De todos los mitos, uno que nos ha fascinado siempre es el de Prometeo, en concreto Prometeo encadenado, tragedia griega atribuida a Esquilo. Prometeo está considerado como el gran benefactor de la humanidad, según la mitología, y fue el auténtico ladrón del rayo (del fuego) de Zeus para entregárselo a los mortales. Por ello, Zeus le castigó a ser encadenado a una roca en el Cáucaso mientras un águila le devoraba el hígado durante el día que se regeneraba durante la noche. Y así un día tras otro. Si os dais cuenta, la dislexia es equiparable a la historia de Prometeo encadenado. La falta de automatización en la lectura representa un verdadero suplicio diario para un disléxico al enfrentarse con las letras; y esa historia se repite día tras día. Las letras devoran el hígado (la autoestima) de nuestros hijos. El pecado de ser disléxicos les asemeja a la historia de este Titán, culpable de haber robado el rayo de Zeus. Nuestros pequeños prometeos, auténticos titanes en esto de la lectoescritura, se merecen el respecto de todos nosotros ante ese esfuerzo sobrehumano diario frente a los libros o cuadernos a los que se encuentran encadenados.
Prometeo fue finalmente liberado por Heracles (Hércules en la mitología romana) cuando mató de un flechazo al águila que le devoraba el hígado, pero eso, y cuando ocurrirá para la dislexia, es otra historia que aún está por escribirse.
(Prometeo encadenado, cuadro de Paul Rubens (1612) en el Museo de Arte de Filadelfia)
Etiquetas: autoestima, cine, Dislexia, lecto-escritura, mitología
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