Más cuento que Calleja
Tener más cuento que Calleja=Ser quejicoso o fantasioso, falsear la realidad, exagerando lo que le afecta particularmente (locución verbal coloquial, RAE)
Nos resultaba casi imposible imaginar que acabara sucediendo lo que ha sucedido: la dimisión de Alfonso Callejas como Presidente de la Asociación Dislexia sin Barreras (DsB). Es una buena noticia para la Asociación; sin pretender hacer leña del árbol caído, lo cierto es que la Asociación se había hundido en un pozo lamentable de desencuentros y, sobre todo, de abandono para con los que sufren o padecen las consecuencias de la dislexia. Madres y padres de niños y niñas con dislexia se acercaban a la asociación con la angustia característica del no saber qué hacer ante el desamparo institucional sin encontrar las respuestas que la asociación debía dar por ser uno de sus principales objetivos: acoger e informar de esta desventaja. Otro tanto ha pasado con los adultos con dislexia.
Desde hace tiempo hemos venido llamando la atención del peligro que implicaba moverse en la cuerda floja que supone potenciar terapias de dudosos resultados. Cuando la asociación empezó a mover algún dinero, los moscones proliferaron ávidos de un negocio que, aunque sea legítimo, resulta vergonzoso por cuanto explota la desesperación de madres y padres. Lejos de luchar por los derechos de los alumnos con dislexia en el aula, se tomaron derroteros muy distintos encaminados al beneficio personal.
El pasado domingo, en la Asamblea Ordinaria convocada por el Presidente, un error de cálculo provocó que tuviera que dimitir. Un error de forma en la concesión del voto invalidó todos los cromos que llevaba, y se quedó solo ante la vergonzosa situación de tener que dar unas explicaciones que, de tan prolijas, resultan increíbles.
El error de cálculo que hemos mencionado lo desbarató todo porque, demasiado confiado en los votos cedidos por socios ficticios que supuestamente se asociaron la semana anterior a la Asamblea (una práctica a la que ya recurriera cuando salió Presidente), se vio obligado a tener que hacer frente a la cruda realidad que llevamos destapando desde la propia Asociación por parte de la Secretaria, María del Mar Gómez, y el Vocal Pedro Arribas, y desde este blog, desde finales del pasado año: la malversación de fondos que ha venido teniendo lugar durante, al menos estos dos últimos años, por parte del ya ex presidente y el lucro obtenido con el negocio de ciertas terapias sin conocimiento de la propia Junta. Eso sin mencionar el tema de la cesión de datos de socios por Javier Jiménez González y el propio Alfonso Callejas por encubridor, a la Fundación Aprender.
Siete horas se necesitaron para que, acorralado, sin la validez de los falsos cromos, abandonado a su suerte por quien le puso ahí en el cargo, negando lo evidente, acabara por dimitir. Solo faltaron las famosas vuvucelas, porque, por lo demás, tuvo que intervenir la Policía Local de Alcorcón para mediar y que entregara las llaves de la sede de la Asociación. Bueno, pero eso no deja de ser una penosa anécdota.
Lo que parecía imposible se logró. Una Junta Gestora se ha hecho cargo de la maltrecha Asociación para intentar reconducir todo esto, si ello es posible. Tiene mucho trabajo por delante, legalizar lo que por dejadez y mal uso ha provocado una lamentable ilegalidad. Recuperar el buen nombre que unos cuantos han utilizado para fines propios. Despojarse del penoso bagaje que ha venido lastrando a la asociación desde hace unos años. Promover un debate interno sobre el modelo de asociación que se debe seguir. Convocar, en su momento, un proceso electoral claro, limpio y transparente. Transparencia en la gestión es lo que necesita la Asociación y, por ese camino, deseamos que se hagan las cosas de la forma correcta.
Al menos hay buenas perspectivas.
Nos resultaba casi imposible imaginar que acabara sucediendo lo que ha sucedido: la dimisión de Alfonso Callejas como Presidente de la Asociación Dislexia sin Barreras (DsB). Es una buena noticia para la Asociación; sin pretender hacer leña del árbol caído, lo cierto es que la Asociación se había hundido en un pozo lamentable de desencuentros y, sobre todo, de abandono para con los que sufren o padecen las consecuencias de la dislexia. Madres y padres de niños y niñas con dislexia se acercaban a la asociación con la angustia característica del no saber qué hacer ante el desamparo institucional sin encontrar las respuestas que la asociación debía dar por ser uno de sus principales objetivos: acoger e informar de esta desventaja. Otro tanto ha pasado con los adultos con dislexia.
Desde hace tiempo hemos venido llamando la atención del peligro que implicaba moverse en la cuerda floja que supone potenciar terapias de dudosos resultados. Cuando la asociación empezó a mover algún dinero, los moscones proliferaron ávidos de un negocio que, aunque sea legítimo, resulta vergonzoso por cuanto explota la desesperación de madres y padres. Lejos de luchar por los derechos de los alumnos con dislexia en el aula, se tomaron derroteros muy distintos encaminados al beneficio personal.
El pasado domingo, en la Asamblea Ordinaria convocada por el Presidente, un error de cálculo provocó que tuviera que dimitir. Un error de forma en la concesión del voto invalidó todos los cromos que llevaba, y se quedó solo ante la vergonzosa situación de tener que dar unas explicaciones que, de tan prolijas, resultan increíbles.
El error de cálculo que hemos mencionado lo desbarató todo porque, demasiado confiado en los votos cedidos por socios ficticios que supuestamente se asociaron la semana anterior a la Asamblea (una práctica a la que ya recurriera cuando salió Presidente), se vio obligado a tener que hacer frente a la cruda realidad que llevamos destapando desde la propia Asociación por parte de la Secretaria, María del Mar Gómez, y el Vocal Pedro Arribas, y desde este blog, desde finales del pasado año: la malversación de fondos que ha venido teniendo lugar durante, al menos estos dos últimos años, por parte del ya ex presidente y el lucro obtenido con el negocio de ciertas terapias sin conocimiento de la propia Junta. Eso sin mencionar el tema de la cesión de datos de socios por Javier Jiménez González y el propio Alfonso Callejas por encubridor, a la Fundación Aprender.
Siete horas se necesitaron para que, acorralado, sin la validez de los falsos cromos, abandonado a su suerte por quien le puso ahí en el cargo, negando lo evidente, acabara por dimitir. Solo faltaron las famosas vuvucelas, porque, por lo demás, tuvo que intervenir la Policía Local de Alcorcón para mediar y que entregara las llaves de la sede de la Asociación. Bueno, pero eso no deja de ser una penosa anécdota.
Lo que parecía imposible se logró. Una Junta Gestora se ha hecho cargo de la maltrecha Asociación para intentar reconducir todo esto, si ello es posible. Tiene mucho trabajo por delante, legalizar lo que por dejadez y mal uso ha provocado una lamentable ilegalidad. Recuperar el buen nombre que unos cuantos han utilizado para fines propios. Despojarse del penoso bagaje que ha venido lastrando a la asociación desde hace unos años. Promover un debate interno sobre el modelo de asociación que se debe seguir. Convocar, en su momento, un proceso electoral claro, limpio y transparente. Transparencia en la gestión es lo que necesita la Asociación y, por ese camino, deseamos que se hagan las cosas de la forma correcta.
Al menos hay buenas perspectivas.
Etiquetas: adulto, Asamblea, asociación, Convocatoria, cuento, desventaja, Fundación Aprender, historia, Ley Orgánica de Protección de Datos
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