Dislexia sin Complejos

jueves, noviembre 29, 2012

A la dislexia por cojones

Por F. Martínez

“Es frecuente comprobar cómo muchos padres descubren su propia dislexia a través de la de sus hijos. No es mi caso; yo no soy disléxico” (de El reto de la dislexia). Como he dicho en alguna ocasión, el sábado pasado sin ir más lejos en Donostia, llegué a la dislexia ¡por cojones! Porque mi hija menor es disléxica; y su dislexia empapó todas y cada una de las actividades y facetas propias de cualquier familia, con o sin dislexia. Pero además, mi labor investigadora en la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid, durante un tiempo, fue la responsable ¡por cojones! de mi acercamiento a la dislexia. Mi familiaridad con el método científico fue la responsable de empaparme sobre dislexia y de leer casi todo lo que se publicaba sobre ella. Hasta el punto que una Asociación de Dislexia me embaucó para preparar una presentación para tratar de explicar qué es la dislexia de una manera divulgativa y amena. De eso hace ahora ya ocho años, uno más que cuando escribía El reto de la dislexia. A eso es a lo que me refiero cuando digo que llegué a la dislexia por cojones. Mi actividad investigadora en la Facultad de Medicina, y objeto de mi tesis doctoral, era el testículo humano y la expresión del receptor de andrógenos en dicho órgano vulgarmente denominado cojón.
Por cierto, como una cosa lleva a la otra, para que disfrutéis de las innumerables acepciones que puede tener la palabra cojón(es) en castellano, os invito a escuchar esta interesante perla emitida en el programa Herrera en la Onda de la cadena de radio Onda Cero.


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