El principio del fin
Todo principio tiene un fin y todo fin comienza por un principio. Inevitablemente es así. Este blog surgió de la necesidad y la ilusión de un largo camino por recorrer en un campo árido y bastante desconocido por aquél entonces. A día de hoy, no es que hayan cambiado mucho las cosas puesto que los integrantes del pelotón de los lentos avanzan de forma casi inexorable hacia el fracaso escolar, en muchos casos por la desidia y la falta de medios de la administración educativa. Son los náufragos del aprendizaje. No obstante, hay que reconocer que se han hecho avances importantes. La dislexia y demás dificultades de aprendizaje siguen representando un importante lastre en el seno de las familias que se sienten impotentes ante tanta incomprensión y abandono, pero hay que reconocer que, en muchos casos, el profesorado ha experimentado una cierta sensibilización prometedora. Hace diez años parecía impensable que mi hija pequeña, disléxica, a quien la pronosticaron una vida de fracaso extremo por su inutilidad para los trabajos escolares, llegara a la meta que ella misma se propuso: llegar a la universidad. Ha sido duro y arduo, pero lo ha conseguido con su insistencia y esfuerzo. Nosotros nos hemos limitado a estar a su lado tratando de apoyarla en todo momento frente a las adversidades con las que ha tenido que lidiar. Orgullosos de ello, ya no queda mucho más por añadir, aunque seguiremos intentándolo.
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