Dislexia sin Complejos

jueves, noviembre 27, 2014

Rapeando con la dislexia

La noticia, cuando menos llamativa y curiosa, merece alguna consideración en este blog sobre dislexia en el cual tratamos por igual un roto que un descosido. En la reciente 8th Nordic Conference on Human-Computer Interaction (NordiCHI2014), celebrado en Helsinki, Finlandia, se presentó un trabajo firmado por Tittarelli M, Marti P y Peppoloni D, de la Universidad de Siena (Italia) , titulado Rapping Dyslexia: Learning Rhythm, Rhyme and Flow in Dyslexic Children. El artículo presenta el diseño de un estudio que se inspira en la música rap como una forma de contar historias rítmicamente con instrumentos sencillos para el acompañamiento. Ritmo, rimas y fluidez son las principales características de la música rap. Los autores tratan de aplicar los principios de rap y la dinámica musical a un campo muy específico de aplicación: la intervención en la dislexia. La hipótesis es que la música rápida, divertida, acompañada de la expresión corporal, podría compensar el tratamiento cognitivo generalmente usado en la intervención de la dislexia, y evitar la necesidad de que los niños participen en ejercicios cognitivos abstractos que son a menudo frustrantes y suelen traducirse en una falta de motivación. Se trata solo de una descripción del proyecto y, además, no hemos podido acceder libremente al trabajo original, pero merece una mención y un seguimiento que estamos llevando a cabo. El rap tiene calado entre la gente joven y hemos encontrado alguna referencia, que debe ser confirmada aún, a raperos disléxicos que utilizan este estilo musical de origen afroamericano.como forma de expresión artística.
Os dejamos con este rap de Geoff Schmidt titulado Advocacy Rap for Dyslexia, en el que hemos trabajado para subtitularlo en español. Se trata de una explicación de lo que es la dislexia por medio de la música a través de una canción.



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jueves, noviembre 13, 2014

A propósito de la alcachofa

Hemos leído con gran interés la entrada de Eduardo Herrera en su página sobre Dislexia y Discalculia: la dislexia de la alcachofa; y su reflexión ¿todos los alumnos aprenden a leer con el tiempo igual que florece una alcachofa? Se trata de unos de los más agudos análisis que hemos visto a propósito de lo que ocurre en el aula, lo que nosotros hemos denominado en alguna que otra ocasión el pelotón de los lentos.


El autor dice: Suponiendo que hay 25 alumnos en clase, vemos que hay 5 por encima de la media. Estos son los que “parece que aprenden solos”, tienen una gran facilidad para el aprendizaje de la lectura. Luego hay 15 en la media. El alumno que está justo en la media siempre me da envidia, ni se aburre ni se estresa, el sistema está hecho para él. Finalmente nos encontramos a 5 alumnos por debajo de la media.
Vemos que hay 3 muy próximos a la media baja. ¡Ellos son los que van a confirmar la hipótesis del educador!, un poco más tarde que el resto y con un poco de trabajo extra en casa en verano, arrancarán a leer.
Por desgracia los que yo acostumbro a ver son los dos que presentaban una desviación muy grande respecto al resto de su grupo. Aunque han invertido mucho tiempo extra, han pasado varios años (2º, 3º, 4º, 5º… de primaria) y no han automatizado la lectura. Y lo ilustra de la siguiente manera:



Y concluye: Es entendible que como educadores muchas veces veamos confirmada la hipótesis de que con el tiempo los niños “maduran y arrancan a leer”. Como una alcachofa, el tiempo hará que florezca y de su fruto.

Pero, por qué esperar a que eso ocurra. Si damos un margen de dos años para vez si la alcachofa florece y madura, que es el tiempo que nos dicen que hay que esperar para hablar de dislexia, esto es,  un desfase curricular de dos años, lo único que conseguiremos es causar un lastre irrecuperable en el caso de que no se produzca la floración; entonces ¡quizás! podríamos hablar de dislexia. A parte de reforzar el efecto Mateo, habremos perdido miserablemente dos años con todas las consecuencias que ello conlleva.
Los test de velocidad lectora pueden ser muy útiles para detectar el problema a tiempo. Aunque no están universalmente estandarizados, sí pueden ser muy orientativos sobre lo que ocurre durante ese primer curso de primaria en el que se inicia la lecto-escritura.  Si admitimos una media razonable de entre 38 y 46 palabras por minuto (ppm) a esa edad, unos valores entre 22 y 28 ppm nos indicarían una velocidad lenta y por debajo de 21 una velocidad muy lenta. ¿A cuántos de vuestros hijos se les ha realizado dicho test en primero de primaria? Lo curioso es que prácticamente no se utiliza. Lo que debería interesarnos de esta sencilla prueba es que, si la repetimos alguna que otra vez, a lo largo del curso, podríamos observar si, de forma lenta o no, mejora dicha velocidad. Si un crío mejora su velocidad lectora, aunque siga por debajo de la media, es probable que estemos ante una alcachofa que tardará en madurar pero lo hará. Si, por el contrario, no mejora su velocidad, algo estará pasando y, por mucho que esperemos, la alcachofera no dará su fruto. ¡Ojo, este tipo de prueba no es válido para detectar una dislexia! Pero una prueba así de sencilla debería ser suficiente para hacer saltar las alarmas e indicarnos que algo está sucediendo y analizar por qué no mejora la velocidad lectora de un crío sin esperar esa barbaridad que resulta ser lo de los dos años.
Hay algunas páginas en internet donde se puede encontrar un análisis de la velocidad lectora de vuestro hijo. Aunque sea solo orientativo, puede resultaros útil para llamar la atención de su maestro en el caso de que el número de palabras de un texto asequible para su edad, se encuentre por debajo de la media estandarizada. Pero es la falta de progresión de la velocidad la que debe hacer saltar las alertas.
Podéis utilizar esta tabla cuyos autores son Maribel Martinez y Ginés Ciudad-Real publicado en Orientación Andújar.


En cualquier caso, no creemos que lo más recomendable sea esperar a ver si madura la alcachofa.



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