Fin de curso
Poco a poco, y casi sin darnos cuenta, nos hemos plantado en el final del curso académico. A falta de las temibles notas, aunque en algunos casos ya son conocidas, el curso ha terminado y la suerte está echada. Con mejores o peores resultados, lo cierto es que las notas no reflejan de manera fiel ni el esfuerzo ni el aprendizaje de un alumno con dislexia; tan solo la adecuada o inadecuada utilización de una herramienta: la lecto-escritura, para la cual una persona con dislexia tiene una dificultad manifiesta que le acarrea una clara desventaja.
Aunque no en todo lo que quisiéramos, lo cierto es que poco a poco se van consiguiendo avances, si bien poco significativos en la mayoría de los casos. Que la dislexia es algo real y que está ahí, presente en un porcentaje (por determinar) del alumnado, aunque no nos guste a nadie, es algo que va calando entre el profesorado. Poco a poco se va consiguiendo que se tenga en cuenta y se respete la dificultad de un alumno disléxico o con otra dificultad de aprendizaje, si bien no en la medida que a todos nos gustaría. Pero algo es algo. El mensaje lanzado desde las Asociaciones de Dislexia y la Federación Española de Asociaciones de Dislexia (FEDIS) a la sociedad va calando lentamente, y eso es importante. Pensar que la LOE y su desarrollo a nivel autonómico iba a suponer una especie de varita mágica que solucionase el problema es simplemente una ilusión. Hay que seguir trabajando porque es todavía mucho lo que hay que hacer, tanto a nivel individual como colectivo. Pero con el final del curso nos hemos ganado todos un respiro; mientras se digiere el amargo resultado de las notas finales en muchos casos, cabe prepararse para un caluroso y deseamos placentero verano en la piscina, el campamento o la playa. En cualquier caso, lejos del incomprensible mundo de las letras que suele ser para una persona con dislexia.
Nosotros seguiremos, de momento, hurgando y trasteando por la dislexia porque siempre habrá un momento y algo que contar en torno a esta y otras dificultades de aprendizaje.
Aunque no en todo lo que quisiéramos, lo cierto es que poco a poco se van consiguiendo avances, si bien poco significativos en la mayoría de los casos. Que la dislexia es algo real y que está ahí, presente en un porcentaje (por determinar) del alumnado, aunque no nos guste a nadie, es algo que va calando entre el profesorado. Poco a poco se va consiguiendo que se tenga en cuenta y se respete la dificultad de un alumno disléxico o con otra dificultad de aprendizaje, si bien no en la medida que a todos nos gustaría. Pero algo es algo. El mensaje lanzado desde las Asociaciones de Dislexia y la Federación Española de Asociaciones de Dislexia (FEDIS) a la sociedad va calando lentamente, y eso es importante. Pensar que la LOE y su desarrollo a nivel autonómico iba a suponer una especie de varita mágica que solucionase el problema es simplemente una ilusión. Hay que seguir trabajando porque es todavía mucho lo que hay que hacer, tanto a nivel individual como colectivo. Pero con el final del curso nos hemos ganado todos un respiro; mientras se digiere el amargo resultado de las notas finales en muchos casos, cabe prepararse para un caluroso y deseamos placentero verano en la piscina, el campamento o la playa. En cualquier caso, lejos del incomprensible mundo de las letras que suele ser para una persona con dislexia.
Nosotros seguiremos, de momento, hurgando y trasteando por la dislexia porque siempre habrá un momento y algo que contar en torno a esta y otras dificultades de aprendizaje.
Etiquetas: asociación, desventaja, Dificultad de Aprendizaje, FEDIS, lecto-escritura, Ley Orgánica Educación