La historia se repite
Jorge Agustín Nicolás Ruiz de Santayana (George Santayana)
Sería fácil mirar para otro lado, pero comprobar que la Asociación Dislexia sin Barreras se está convirtiendo en un cortijo donde algunos hacen y deshacen a su antojo, sirviendo exclusivamente a intereses personales, amparados bajo el eslogan sin ánimo de lucro, y olvidando las necesidades de los que se acercan a pedir ayuda a la Asociación, principal fin de la misma, hace que tomemos cartas en el asunto. Cierto que nadie nos ha dado vela en este entierro, pero como partícipes de su creación, no podemos quedarnos cruzados de brazos ante esta especie de película del tipo Toma el dinero y corre (Woody Allen, 1969) o nuestra más próxima Todo por la pasta (Enrique Urbizu, 1991). Los socios de Dislexia sin Barreras tienen derecho a saber lo que ocurre en el seno de la Junta Directiva, la cual, una parte de la misma ha sido silenciada por medio del sistema tan democráticamente habitual de impedirles el acceso al correo de la Asociación.
Han pasado más de dos años de los convulsos acontecimientos que desembocaron en uno de los episodios más vergonzosos de la Asociación, y la historia vuelve a repetirse, al menos en parte, ahora. Un Editorial, en aquel momento, ponía de manifiesto que parece existir, en el seno de la Junta Directiva, una brecha, aparentemente irreconciliable, como consecuencia de dos posturas enfrentadas: la partidaria de las Intervenciones Tradicionales; y la que se decanta por las Terapias Alternativas. La discrepancia debería servir para el enriquecimiento de la Asociación, pero, al parecer, se está produciendo el efecto contrario. Unos días después, una nueva entrada anunciando una serie de dimisiones provocaba la necesidad de una convocatoria de elecciones, algo que no gustó a una parte de la Junta Directiva en aquél momento y conllevó un bloqueo de todos los enlaces desde la página web a los diferentes blogs que gestionábamos (ver Censura). Lo sucedido a continuación fue una serie de despropósitos que podéis consultar vosotros mismos hasta concluir en el famoso Pucherazo por el que salió elegido como Presidente de la Asociación Alfonso Callejas. La brecha que se produjo en el seno de la Asociación fue tal que tuvimos que proceder a una llamada a la cordura reproduciendo una carta en tono conciliador de Nieves Contreras, la candidata derrotada.
La nueva Junta resultante trabajó obteniendo resultados, no lo vamos a negar, pero, quizás por la sombra de la duda generada o por otras razones digamos personales, esa Junta dimitió en bloque, a excepción de su Presidente, en junio de este año anunciando una convocatoria de elecciones.
Han pasado muy pocos meses y, al igual que hace dos años, la Junta vuelve a estar dividida. Una parte quiere hacer valer los objetivos y razón de ser de la Asociación, el reconocimiento de los derechos de las personas con dislexia. La otra parte está interesada únicamente en aquellas actividades que generan dinero: formación del profesorado (subvencionado por el Ministerio de Educación) y promoción de dudosas terapias que generan beneficios a algunos aprovechados de los que se arriman a las asociaciones con ese único fin. Lo malo de lo primero, la formación del profesorado, es que lo que menos importa es formar al profesorado y sí cobrar por la participación en los cursos que paga y subvenciona el Ministerio. Lo malo de lo segundo es alimentar la esperanza de padres y madres angustiados dispuestos a agarrarse a un clavo ardiendo para sacar un beneficio propio, eso sí, sin ánimo de lucro.
A diferencia de lo sucedido hace dos años, ahora hay dinero por medio, mucho dinero, procedente de diferentes subvenciones. Qué se ha hecho con ese dinero y adonde ha ido a parar es lo que algunos socios preguntan en voz alta. Como la gestión de una Asociación debe ser transparente para con su masa social y estos tienen todo el derecho a conocer el estado de las cuentas, algunos han pedido verlas. Va a resultar muy difícil explicar algunos engorrosos gastos de las mismas.
Continuará

Cartel de la película Toma el dinero y corre (Woody Allen, 1969)

Cartel de la película Todo por la pasta (Enrique Urbizu, 1991)
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